Por la noche del 13 de setiembre, se suponía que iría un representante de la universidad para darnos algunos alcances (además de indicarnos donde quedaba la universidad pues no lo sabíamos). Por suerte nuestro delegado Henry se comunicó con Juan Alberto Casas, el coordinador internacional de La Salle. Le dio el alcance de cómo llegar pero además indicó que la hora de llegada seria a las 9 AM (no a las 8:30 AM como se suponía). ¿Mencioné que nunca se presentó en el hotel?
Yo pude contactarme con mi casa desde el cuarto del hotel. Solo hable unos segundos pues el costo de la llamada era alto. Luego llame a mi tía que vive en Zaragoza pero no pude contactarla. Después de algunas horas si lo pude hacer. Prometí que en un próximo fin de semana iría. Ya era hora de dormir. Al día siguiente nos esperaban nuevos retos en la Universidad Ramon Llull, en Barcelona.
Amaneció el día Lunes 14. Resulta que con la diferencia horaria me dormí más de la cuenta. Me bañe rápidamente (con agua fría) y me puse el terno. Con Toño bajamos al restaurant del hotel y vimos a nuestros amigos ya desayunando, pero muchos de ellos no estaban aun vestidos formalmente (que era lo que se nos exigía en ese primer día de clases).
El desayuno era buffet. WOW! Que bárbaro! Había de todo! Desde dulce hasta salado, jugos de varias frutas, leche, café, infusiones, toda clase de panes! Todo un festín. Uno no sabía ni por donde comenzar. Como la hora de entrada era a las 9, desayunamos con toda tranquilidad.
No tenía idea de donde estaba la universidad, pero al parecer ya habían averiguado así que seguí al grupo. En Perú no podía andar con el maletín de la laptop, pero por suerte en Barcelona si era posible.
Llegamos a la universidad, pero no teníamos idea de a donde debíamos dirigirnos. Ni siquiera eso nos habían explicado! Entramos por una puerta que parecía ser la principal, pero ni rastro de salones. Todo parecía oficinas. Ya iban a ser las 9 y no sabíamos donde serian las clases. Me parece que incluso nos tomamos una foto todos afuera antes de proseguir con la búsqueda.
Finalmente encontramos a alguien que nos indicó que a donde debíamos ir era al edificio Lluçanès y nos señaló la dirección. Una vez ahí tuvimos que preguntar en que salón tendríamos las clases. Así fue como llegamos al segundo piso y a un gran salón vacio… solo estaban los profesores sentados en la mesa, esperándonos. Se les veía algo impacientes.
La razón de esa impaciencia era que la verdadera hora era las 8:30 y no a las 9:00 AM como se nos indicó. Sin embargo dijeron comprender nuestra “tardanza” debido a la diferencia horaria con nuestro país. Mal comienzo.
Se nos explicó muy detalladamente cómo nos iban a hacer sufrir con los estudios y que no había más remedio dado el poco tiempo en que se desarrollaría el programa. Nos dieron los materiales para los cursos, los cuales eran sumamente voluminosos. Haríamos también algunas visitas a empresas españolas.
El horario de estudios seria de 8:30 AM hasta las 09:00 PM. Demasiado pesado. Serían 3 semanas a ese ritmo. El horario de almuerzo seria a la 1:30 PM, y retomaríamos las clases a las 4:00 PM. Mientras nos explicaban todo esto llegó alguien intempestivamente al salón, algo retardado. Se sentó detrás de nosotros. Los profesores notaron su presencia y nos indicaron que era nuestro profesor de Gestión Económico Financiera, Raimón Serrahima, el cual se mostró sorprendido porque la clase que inauguraba el programa era la de él. Sobre este profesor y su curso escribiré más detenidamente en un siguiente post.
Almorzamos en el comedor de la universidad. Para nosotros existía el convenio de que no se nos cobraría nada. Sin embargo la comida era muy diferente a lo que nosotros comíamos habitualmente. Sopa de lentejas (las lentejas que normalmente conocemos, pero sin arroz, solo la menestra), pescado y de beber podíamos escoger entre un jugo enlatado, una gaseosa o una botella de agua. También podíamos escoger o fruta o algún postre.
Llegadas las 09:00 PM estábamos muertos literalmente. Como zombies caminamos por las calles hasta llegar al hotel. No habían exagerado: nuestra vida seria miserable por 3 semanas. Lo peor es que apenas todo comenzaba
Un poco más tarde, luego de descansar un poco, nos dio algo de curiosidad de conocer el “El puerto Olímpico”. Esta curiosidad la teníamos desde Lima ya que un profesor nuestro nos había comentado de ese lugar, pero sin darnos más detalles. Llegamos con un taxi y lo recorrimos. Era un lugar en forma de cuadrado. Dos lados de ese cuadrado era restaurantes y los otros dos eran discotecas y bares . Estábamos cansados, pero la curiosidad nos daba la fuerza necesaria. Ya era la medianoche y emprendimos el regreso al hotel. Nos iba a esperar un día muy pesado al amanecer.