miércoles, 26 de mayo de 2010

Crónicas de un viaje. Capitulo II. El primer dia de clase en Barcelona (14 de Setiembre de 2009)

Por la noche del 13 de setiembre, se suponía que iría un representante de la universidad para darnos algunos alcances (además de indicarnos donde quedaba la universidad pues no lo sabíamos). Por suerte nuestro delegado Henry se comunicó con Juan Alberto Casas, el coordinador internacional de La Salle. Le dio el alcance de cómo llegar pero además indicó que la hora de llegada seria a las 9 AM (no a las 8:30 AM como se suponía). ¿Mencioné que nunca se presentó en el hotel?

Yo pude contactarme con mi casa desde el cuarto del hotel. Solo hable unos segundos pues el costo de la llamada era alto. Luego llame a mi tía que vive en Zaragoza pero no pude contactarla. Después de algunas horas si lo pude hacer. Prometí que en un próximo fin de semana iría. Ya era hora de dormir. Al día siguiente nos esperaban nuevos retos en la Universidad Ramon Llull, en Barcelona.

Amaneció el día Lunes 14. Resulta que con la diferencia horaria me dormí más de la cuenta. Me bañe rápidamente (con agua fría) y me puse el terno. Con Toño bajamos al restaurant del hotel y vimos a nuestros amigos ya desayunando, pero muchos de ellos no estaban aun vestidos formalmente (que era lo que se nos exigía en ese primer día de clases).

El desayuno era buffet. WOW! Que bárbaro! Había de todo! Desde dulce hasta salado, jugos de varias frutas, leche, café, infusiones, toda clase de panes! Todo un festín. Uno no sabía ni por donde comenzar. Como la hora de entrada era a las 9, desayunamos con toda tranquilidad.

No tenía idea de donde estaba la universidad, pero al parecer ya habían averiguado así que seguí al grupo. En Perú no podía andar con el maletín de la laptop, pero por suerte en Barcelona si era posible.

Llegamos a la universidad, pero no teníamos idea de a donde debíamos dirigirnos. Ni siquiera eso nos habían explicado! Entramos por una puerta que parecía ser la principal, pero ni rastro de salones. Todo parecía oficinas. Ya iban a ser las 9 y no sabíamos donde serian las clases. Me parece que incluso nos tomamos una foto todos afuera antes de proseguir con la búsqueda.

Finalmente encontramos a alguien que nos indicó que a donde debíamos ir era al edificio Lluçanès y nos señaló la dirección. Una vez ahí tuvimos que preguntar en que salón tendríamos las clases. Así fue como llegamos al segundo piso y a un gran salón vacio… solo estaban los profesores sentados en la mesa, esperándonos. Se les veía algo impacientes.

La razón de esa impaciencia era que la verdadera hora era las 8:30 y no a las 9:00 AM como se nos indicó. Sin embargo dijeron comprender nuestra “tardanza” debido a la diferencia horaria con nuestro país. Mal comienzo.

Se nos explicó muy detalladamente cómo nos iban a hacer sufrir con los estudios y que no había más remedio dado el poco tiempo en que se desarrollaría el programa. Nos dieron los materiales para los cursos, los cuales eran sumamente voluminosos. Haríamos también algunas visitas a empresas españolas.

El horario de estudios seria de 8:30 AM hasta las 09:00 PM. Demasiado pesado. Serían 3 semanas a ese ritmo. El horario de almuerzo seria a la 1:30 PM, y retomaríamos las clases a las 4:00 PM. Mientras nos explicaban todo esto llegó alguien intempestivamente al salón, algo retardado. Se sentó detrás de nosotros. Los profesores notaron su presencia y nos indicaron que era nuestro profesor de Gestión Económico Financiera, Raimón Serrahima, el cual se mostró sorprendido porque la clase que inauguraba el programa era la de él. Sobre este profesor y su curso escribiré más detenidamente en un siguiente post.

Almorzamos en el comedor de la universidad. Para nosotros existía el convenio de que no se nos cobraría nada. Sin embargo la comida era muy diferente a lo que nosotros comíamos habitualmente. Sopa de lentejas (las lentejas que normalmente conocemos, pero sin arroz, solo la menestra), pescado y de beber podíamos escoger entre un jugo enlatado, una gaseosa o una botella de agua. También podíamos escoger o fruta o algún postre.

Llegadas las 09:00 PM estábamos muertos literalmente. Como zombies caminamos por las calles hasta llegar al hotel. No habían exagerado: nuestra vida seria miserable por 3 semanas. Lo peor es que apenas todo comenzaba



Un poco más tarde, luego de descansar un poco, nos dio algo de curiosidad de conocer el “El puerto Olímpico”. Esta curiosidad la teníamos desde Lima ya que un profesor nuestro nos había comentado de ese lugar, pero sin darnos más detalles. Llegamos con un taxi y lo recorrimos. Era un lugar en forma de cuadrado. Dos lados de ese cuadrado era restaurantes y los otros dos eran discotecas y bares . Estábamos cansados, pero la curiosidad nos daba la fuerza necesaria. Ya era la medianoche y emprendimos el regreso al hotel. Nos iba a esperar un día muy pesado al amanecer.


domingo, 27 de diciembre de 2009

Con...cierto repudio a los revendedores.

Me gusta ir a conciertos y si el grupo me gusta mucho, no escatimo esfuerzos para ir a la mejor zona. Así he visto ya muchos conciertos como R.E.M., Oasis, Soda Stereo, Faith No More, entre otros.

Pues bien, fiel a mi afición apenas se pusieron a la venta las entradas para el concierto de Metallica en Lima formé mi cola como todo el mundo, por la mañana en el Wong de San Miguel. Desde luego, como era domingo, no fui tan temprano sino cerca de las 10 AM, lo cual significó que ya había cerca de 100 metros de cola.

Estaba ya más de una hora y no avanzaba nada la cola. De pronto oí los rumores que ya se estaba acabando la zona M (la zona que está más próxima al escenario, y por consiguiente, la más cara). Me parecía raro porque no era muy tarde, y aunque se vendía en muchos puntos de venta más, yo consideraba que debían transcurrir más horas para que se agotase.

Entonces me pasaron la voz que en Metro de Pershing no había nada de cola. Algunos ya habían ido incluso. Así fue como telefonee a un amigo que vivía cerca de ahí para estar bien seguro. Me confirmó el dato y me fui para allá de inmediato.


Efectivamente no había mucha cola así que compre mi entrada. Salí triunfante de la empresa. Sin embargo muy poco después, por intermedio de unos amigos, me enteré que la zona M ya se había acabado. Entrando a la página de una red social leía los comentarios sobre ese hecho. Solo unas horas después encontré en Kotear y en Mercado Libre las mismas entradas agotadas...PERO A MAS DEL DOBLE DE SU PRECIO!



Luego de una horas tuve mi entrada en la mano, aun a pesar de los malditos revendedores. Pueden apreciar el precio real de la entrada. Los revendedores estan traficando la misma entrada entre 800 y 1300 soles


Hechos como este me molestan sobremanera. Gente que forma la cola como cualquier persona, pero que es capaz de comprar 5 entradas o más, para luego venderlas más caras, ganando dinero injustamente. Lo más despreciable de esta acción es que dejan sin entrada a algún fan que si quiere ver el concierto. Y si esto no es suficiente, hay personas que aceptan esto y compran estas entradas a sobreprecio.


Lo más triste de todo es que esta realidad no solo se extiende a estos mal llamados revendedores, sino también a la vida diaria. Me explico. En mi trabajo se sortearon 500 entradas para ver a The Killers. Fui uno de los afortunados. Lo curioso es que conmigo habían participado (y ganado el sorteo) muchas personas más que no tenían idea de quien tocaba. “Ah, yo participé para ver si vendo las entradas” obtuve por respuesta cuando pregunté a uno de estos “afortunados” participantes. Además, también en mi centro de labores hay un individuo que vende la entrada para Metallica a 1200 soles. Como para golpearlo hasta que ardan las manos.


Si bien esto no perjudica a los empresarios que invierten al traer a los músicos (ellos si reciben lo que piden), lo verdaderamente ruin es que se trafique con el entusiasmo y fanatismo de los concurrentes a los conciertos, creando intermediarios entre los organizadores y el público en general.

Por suerte no soy el único que piensa así. Para muestra no uno, sino varios botones. En Kotear.pe se encuentran encendidas muestras de rechazo a un sujeto inescrupuloso que intenta vender estas entradas de Metallica con un sobreprecio tal que me alcanzaría para comprar 2 entradas al precio original, y me sobraría plata para comprar discos originales de la banda.


Las quejas de los fans no se hacen esperar. En el colmo del descaro, el revendedor tiene la "ostra" de defenderse de los ataques. Dar click en la figura para poder leer correctamente


Por eso, si vemos a un maldito revendedor en el concierto, pateémoslo. Hagamos patria! He dicho! Hasta la siguiente historia absurda.

NOTA: Upcoming…..el segundo capítulo de la serie “Crónicas de un viaje”.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Crónicas de un viaje. Capitulo I. Nos vamos del Perú (12 de Setiembre de 2009)

Es 12 de setiembre. El día ha llegado. Días antes había estado ultimando los detalles. La noche anterior apresuradamente estaba terminando las maletas. Pero finalmente el día de partir a Barcelona ha llegado. A las 5 AM salgo de la cama. Me visto. El taxi ya está esperando afuera.

Ya en el aeropuerto me encuentro con varios de mis amigos haciendo el check-in en AirComet que era la aerolínea que conseguimos (por ser mas económica). Por suerte no excedí el límite de peso.

Me despedí de mis padres quienes habían madrugado conmigo. Era el momento de irme para realizar el embarque. Así, luego de pagar los 31 dólares de impuesto me formé en la cola para ser revisado y poder ingresar

Me quité todo lo metálico, puse mi laptop y la maleta de mano. Pero aquí cometí el primer gran error: por la prisa empaqué el shampoo y los desodorantes en la maleta de mano y no en la maleta que iba a la bodega. Consecuencia de esto es que me fueron quitados. Ni modo, en Barcelona tendría que conseguir unos reemplazos.

Nos dedicamos a pasear con un grupo por el duty free. A mi entender no todo estaba muy barato que digamos. Luego nos concentramos todos en las sillas cercanas a la puerta donde nos embarcaríamos. Algunos se quedaron dormidos. Yo tenía sueño pero prefería reservarlo para las 12 horas de viaje que nos esperaba.


Aeropuerto Jorge Chavez, 8:30 AM. Esperando que nos llamen para abordar el avion.

Estábamos particularmente emocionados porque algunos de nosotros estaríamos en el partido del Barcelona contra el Atlético Madrid que será materia de otro post.
Llegó el momento de embarcarnos. Ya habíamos visto a las aeromozas a la salida del duty free. El vuelo era de AirComet, una compañía que actualmente tiene muchos problemas administrativos. Nos ubicamos cada quien en su respectivo asiento. Quise tomar algunas fotos, pero una aeromoza muy simpática aunque de trato áspero me indicó que no podía tomar fotos. Ni modo

El avión tenía una mala distribución de asientos ya que la fila del medio tenía 4 asientos muy pegados. Me tocó ir en esa fila del lado del pasillo, lo que me dio cierta comodidad temporal. Compartí esa fila con Milly, Erick y Julio. Ayudé a Ayda y Mary con sus maletas para ponerlas en el pasillo.

…..y despegamos!

Una vez instalados en nuestros asientos era como si ya estuviéramos en España: los precios de las bebidas o comidas estaban en euros y era carísimo! Teníamos hambre pero no queríamos pagar mucho. Para nuestra buena suerte, Karina tenía sus chifles y con eso engañamos al estómago.

AirComet tenía la costumbre de cobrar por todo. Si quería ver las películas debía pagar 5 euros, pero si quería oírlas, debía pagar 2 euros por concepto de alquiler (si, leyeron bien, ALQUILER) de audífonos. Yo tenía mi iPod con la batería cargada y lleno de música. El iPod, dormir algunas horas y conversar con mis compañeros de asiento me hicieron aguantar las 12 horas.

Al lado de Mary había una señora peruana que vivía cerca de 18 años en Madrid. Ella conversó incluso conmigo y nos metió miedo sobre el alto nivel de delincuencia que había en la ciudad. Prácticamente nos dijo que nos iban a asaltar bajando del avión.

Y delante de Mary había también una señora problemática. No quería que nadie hable porque quería dormir. También le hizo la guerra a una de las aeromozas ya que ésta le indicó que no debía pararse mientras la señal de colocarse el cinturón de seguridad estaba prendida, y ella hizo caso omiso. Eso motivó que otras 2 aeromozas se unieran a la discusión.

Llegó el momento del aterrizaje. Eran ya las 5:45 AM en hora española. El aeropuerto de Barajas, en Madrid, era enorme. Era como 5 o 6 veces el aeropuerto de Jorge Chávez (y tal vez me esté quedando chico). Llegamos a la terminal 1 y el vuelo de empalme a Barcelona recién sería a las 9 AM, lo que nos dejaba un tiempo para seguir durmiendo.

Al momento en que nos dirigíamos a recoger el equipaje uno de nuestros amigos quiso tomar fotos, y al momento fue detenido por unos policías españoles. Era nuestro amigo Juan Carlos. Luego nos dimos cuenta que había un cartel muy pequeño que indicaba que no estaba permitido tomar fotos. Juan Caros luego nos contaría que los policías que se lo llevaron lo obligaron a borrar todas las fotos que tomó en los alrededores del aeropuerto.

Ahora debíamos pasar por migraciones. Aquí me enfrenté al hecho de ser latino en tierra hispana. Para poder ingresar a España primero debíamos ir a las dependencias policiales. Una vez ahí saludé cortésmente al policía que me tocó, pero este ni se inmutó ni alzo la mirada para verme. Se limitó solo a pedirme el pasaporte y a recorrer sus páginas como buscando algo. Hizo esto cerca de 4 veces. Luego de eso me dijo que pasara, sin mirarme siquiera.

Otros compañeros me comentaron que con ellos fueron más duros y hasta lanzaron comentarios en tono xenofóbico contra nuestro país.
Cuando ya todos habíamos pasado el control policial, debíamos trasladarlos a la terminal 2. Uno pensaría que la terminal 1 está al lado de la terminal 2, pero no era así. Había que atravesar el aeropuerto.

Tras una larguísima caminata llegamos a la terminal 2. Si bien todos llegábamos a Madrid en el mismo vuelo, para ir a Barcelona cada quien se había comprado o su propio vuelo, o su ticket para el tren o bus. Un grupo de nosotros prefirió otro vuelo.

Este segundo vuelo fue bastante pintoresco: el avión tenía la mitad de tamaño que el vuelo de AirComet. Era de Air Europa. Abordamos el avión. Esta vez el tiempo de vuelo solo seria de una hora. Ni bien despegamos muchos de mis amigos quedaron profundamente dormidos. Incluso por ahí alguno roncaba tanto que se confundían los ronquidos con las turbinas del avión.

Cuando íbamos a aterrizar el piloto solicitó que nos abrocháramos los cinturones. Iniciamos el descenso, pero al poco rato volvimos a elevarnos. Entonces el piloto volvió a comunicarse para anunciarnos: “Señores, hubo un error de aproximación. Vamos a volver a intentar el aterrizaje. Permanezcan con los cinturones puestos”. En ese instante pensé que podría pasar algo malo, pero traté de mantenerme optimista. Luego pudimos ver en ese instante que efectivamente estábamos descendiendo. Hasta que finalmente aterrizamos en Barcelona

Ya desembarcados empezamos a buscar las maletas. Al obtenerlas luego salimos del aeropuerto. Solo cinco de nosotros: Toño, Francisco, Hedda, Mary y yo habíamos quedado en que una movilidad nos llevara al Hotel Mikado (de la cadena de hoteles Catalonia). Efectivamente, al salir, ahí había un tipo con un cartel que decía ESAN. Abordamos el vehículo y mientras nos llevaban veíamos con mucha atención todas las calles.

El hotel Mikado, en Barcelona.

Conforme íbamos avanzando yo podía observar que todo estaba muy ordenado y limpio. Finalmente llegamos al Hotel. Nos registramos. Urgía un descanso!
Luego de haber dejado el equipaje y de probar el internet inalámbrico del hotel, quisimos salir como para descubrir la ciudad. Salimos con mis compañeros de grupo de la maestría: Carlos, Toño, Henry y yo. Salimos cuidadosamente del hotel como para no perdernos.

Algo que notamos de inmediato es que ningún lugar abría los domingos. Queríamos buscar un lugar para almorzar y no sabíamos dónde ir. Caminando encontramos a una chica que nos dijo que debíamos ir a Plaza Catalunya. También nos indicó que debíamos tomar uno de los buses que estaban estacionados en los paraderos. Concretamente, la línea 14.

Tomamos un bus que no era de la línea 14, pero nos dejaba a una cuadra de la plaza Catalunya. Íbamos recorriendo lugares y observando. Nos bajamos y nos dirigimos a la plaza. Nos tomamos varias fotos por ahí. Preguntamos a unos policías sobre lugares para almorzar y nos dijeron que fuéramos a una esquina, y que ahí encontraríamos un restaurant de color verde donde había buffet. Dimos muchas vueltas y encontramos un lugar de esas características. Ese fue mi primer encuentro con la comida española: uso y abuso del aceite de oliva.

Con Toño y Henry, en la Plaza Catalunya

Comimos hasta llenarnos y pagamos la suma de 14 euros (algo caro si lo convierto a soles) pero en ese momento no había muchas alternativas. Volvimos a caminar y nos encontramos con nuestros compañeros de estudios que también habían salido a pasear. Así formamos un grupo más grande y nos aventuramos a visitar “La Sagrada Familia” de Gaudí.

Pero para llegar necesitábamos ir por el metro. Aun no nos ubicábamos así que con el mapa tratábamos de seguir en la ruta. Sin embargo aun nos costaba armar las conexiones entre las líneas. Finalmente la hicimos y llegamos a la Sagrada Familia

Con parte del grupo en la puerta de la Sagrada Familia

Se cobraba 11 euros por entrada para adultos pero milagrosamente el carnet de ESAN servía para pagar como estudiante, que era 9 euros. Así recorrimos todas las instalaciones por dentro y estuvimos en el museo. Nos tomamos las fotos de rigor y luego nos dirigimos al hotel. Se suponía que por la noche nos iría a ver un representante de la universidad Ramón Llull para ultimar detalles pues debíamos estar a las 8:30 am. Así terminó nuestro primer día en Barcelona……venían muchas aventuras mas en camino.

sábado, 31 de octubre de 2009

Celebridad por un dia (El "escandalete" de la foto)


He estado algo alejado del blog ya que estuve por tierras europeas por motivos de estudio y de vacaciones. Lo más lógico era que comenzara a narrarles las aventuras de esas semanas lejos y prometo que lo haré. Sin embargo me llamo la atención un hecho que ocurrió a mi regreso y que me motiva a contarlo aun antes de las crónicas europeas. No desesperen. La próxima entrega de las historias absurdas corresponderá a esa etapa.

A los pocos días de mi regreso quedé en almorzar con una gran amiga mía que no veía hacía varios meses. El encuentro (y no lo voy a negar) fue muy emotivo y generó de manera obligatoria un “abrazo de oso” (como ella le dice)

Yo estaba ansioso de comer algo peruano así que nos fuimos a los clásicos huequitos de Chinchón en San Isidro. Pedí mi menú, pero me negué a probar la chicha morada de ahí (al parecer se estaba mosqueando) y pedí una Inca Kola, bebida que extrañé cuando estaba en Europa.

Luego del almuerzo, y cuando aún quedaba algo de Inca Kola en mi vaso le pedí a la chica que atendía que nos tomara una foto a mi amiga y a mí, algo supernatural para cualquiera que me conoce o que ha tenido acceso a las fotos que subo al Facebook. La foto salió chévere y por lo mismo la subí a mi perfil unas horas después.

Hasta ahí no hay nada absurdo. Lo curioso es que apenas 2 minutos después de que había subido la foto comenzaron a llover los comentarios publicados sobre la misma y llegaron algunos emails preguntando desde cuando estaba con esta chica, o por ultimo felicitándome por mi nueva relación….¿Qué cosa?

Lo más gracioso es que de los emails y los comentarios, pase a recibir llamadas telefónicas preguntando por la “novedad”. Algunos incluso se acercaron personalmente a preguntarme ¿Tanto escandalete por una foto? Solo quedaba bromear al respecto en los comentarios publicados, aunque al final se dejaba claro que todo era una simple broma. Lo más curioso es que nadie leía todas las aclaraciones que se hacían sobre la foto. Importaba únicamente lo que se veía. Así es como terminé emparejado, comprometido y para algunos hasta casado. Nada más lejos de la realidad.


Y aqui tenemos la foto del "escandalo". Ja ja ja. Miren esas caras inocentes. La Inca Kola es lo maximo!!. Los que leen la historia en la réplica para FaceBook podrán ver los comentarios que le colocaron a la misma. Son un mate de risa.


Esto nos confirma que definitivamente el chisme vende. Es por eso que programas tipo Magaly TV tienen altísimo rating, siendo siempre el mismo contenido edición tras edición. Esta foto no es la excepción. Me pareció divertido jugar con el morbo de la gente y de comprobar cómo puede generarse opiniones sin tener la información completa. Hasta me sentí una especie de celebridad sobre la cual se inventaban chismes en algún pasquín o tabloide amarillista…jajaja

Definitivamente esta es la historia más absurda que he escrito, pero a veces la vida misma es así de absurda, por lo que me pareció adecuada para este blog. Ahora sí, la siguiente entrega contará las aventuras en tierras europeas. Hasta la siguiente historia absurda.

viernes, 21 de agosto de 2009

Lo vi sin querer queriendo. Encuentro con Chespirito (26 de Julio de 2008)

Las cosas simples muchas veces son las que se quedan más fácilmente incrustadas en nuestra memoria, y cuando niños muchas de esas simplezas se quedan para siempre en nuestras mentes. En mi caso se quedaron grabados para siempre los dibujos de Los Beatles (que me hicieron fanático de esta banda) y los programas de Chespirito

Hablarles de Los Beatles o de Chespirito sería ilógico pues ya no hay más que se pueda decir sobre ambos íconos. Sin embargo si quisiera narrarles mi experiencia con el último de los mencionados.

Como muchos contemporáneos míos, pasé mi infancia viendo El Chavo del 8 y el Chapulín Colorado. Algo tienen de mágico esos episodios que aunque los veamos una y otra vez en diferentes versiones los seguimos viendo y disfrutando. Sé que incluso el elenco de ambas series vino a Perú. Era demasiado pequeño para asistir y mis padres no pudieron llevarme.

El año pasado (abril de 2008 para ser exactos), se anunció que más de 20 años después vendría nuevamente Chespirito. Pero esta vez no venía con el elenco de la serie (que hace muchos años ya no se graba) sino para presentar su obra “11 y 12”, misma que ya había presentado por varios años en México y otros países de Latinoamérica. Esta vez era el turno del Perú. Era la gira de despedida porque don Roberto, ya mayor, quería retirarse.

La obra se presentaría en el Auditorio del Colegio San Agustín, durante casi todo el mes de Julio. Además se firmarían autógrafos en los libros de Chespirito. Sin duda una buena táctica de marketing para garantizar también la venta de los libros.

Los precios eran variados y aunque el auditorio es pequeño y se vería bien desde atrás, se agotaron rápidamente las entradas más económicas, lo cual originó que tuviese que comprar la segunda entrada más cara.

Alcancé a comprar para la última función que se iba a realizar. Una vez dentro del Colegio San Agustín, y luego de formar una cola que se prolongaba a 2 cuadras de colegio, pronto debí formar otra cola similar para la compra de los libros. En este punto se produjo algo inverosímil al menos para mí: debíamos comprar los libros y dejar nuestro nombre para recogerlos a la hora del intermedio, ya con el autógrafo de Chespirito. ¿Era eso posible?

La obra comenzó con Florinda Meza (la popular Doña Florinda) hablando por teléfono. Luego fueron apareciendo los demás actores. Aparece Chespirito en escena y el teatro se volvió un mar de aplausos. ¡Por fin lo estaba viendo en persona! No puedo describir el hecho de ver a uno de mis ídolos a tan corta distancia. La obra prosiguió y llegamos al intermedio.

Ni bien salí debí formar una cola todavía más caótica que la anterior. En esta tercera cola tenía que acercarme con mi comprobante y recoger mi libro. Como… ¿que ya están todos firmados? ¿Y a qué hora hizo eso?

En resumen, jamás tuve a Chespirito en frente mío, ni le estreché la mano. Por consiguiente, nunca lo vi firmar el libro. Estoy casi seguro que alguien del equipo de producción se encargó de hacer esos “autógrafos” ya que no creo que al actor y escritor le hubiese dado el tiempo para firmar cientos de libros durante el desarrollo de la obra. Hay que tomar en cuenta que es una persona mayor.

Como sea, recogí mi libro y volví a sentarme para ver la segunda parte de la obra. Risas por doquier y luego el final. Luego de los aplausos el telón volvió a abrirse. Esta vez el elenco completo estaba ahí y Chespirito se animó a dirigir unas palabras al auditorio. Lamenté mucho no haber llevado mi cámara así que me limite a tomar fotos y videos con mi celular. Como comprenderán, las fotos no son de muy buena calidad.

Florinda Meza y Chespirito. Además, un sujeto que a ultimo momento alzo su brazo delante mio



Chespirito agradeciendo al publico la visita

Luego de concluida la función me marché a casa. Estaba contento, aunque el episodio del libro no me terminaba de convencer. En fin, era lo de menos. Lo más importante eran los recuerdos que me llevaba en la memoria.




Aun hoy sigo viendo a Chespirito por la televisión. Aunque sigan siendo las mismas repeticiones de siempre sigo viendo los programas. Estoy seguro que seguirá transmitiéndose y divirtiendo a muchas generaciones.

Como conclusión les comentaré que incluso en la actualidad, en un curso de la maestría que estoy llevando, con mi grupo de trabajo decidimos incluir en la introducción de una exposición una escena del Chavo para ejemplificar el benchmarking. ¿Suena descabellado verdad? A veces una escena simple y sencilla puede explicar mucho mejor cualquier tema. Hasta la siguiente historia absurda.

NOTA IMPORTANTE: Este post aparece publicado originalmente en el blog "HISTORIAS ABSURDAS" (http://historiasabsurdascap.blogspot.com/). Si estan leyendo desde el facebook, el video de la despedida de Chespirito no se ve desde ahi. Tendran que entrar al blog. Gracias.

domingo, 2 de agosto de 2009

Prisionero del Rock. Encuentro con Claudio Narea. Nebula (27 de Juio) y FIL (28 de Julio)

Como muchos otros usuarios de la red social Facebook, he sido constantemente invitado a diversos eventos, los que normalmente ignoro. Un día se me ocurrió revisar las miles de invitaciones y encontré uno que anunciaba que Claudio Narea iba a estar en Nébula (una discoteca en Miraflores). “¡Vaya!” – Me dije – “Claudio Narea en Lima y lo voy a tener cerca como para saludarlo de mano”. Venía a Lima para presentar su libro “Mi vida como prisionero”

Entonces programé todo para que este 27 y 28 estén reservados para este encuentro.
Hasta le pase la voz a una amiga del trabajo para que me acompañe. “Bacán, ¡vamos!” – Dijo – “pero…. ¿quién es Claudio Narea?”. ¿Qué cosa? Como no iba a conocer a Claudio. Bueno, quizás ustedes tampoco sepan quién es por nombre y es lógico hasta cierto punto. Pero si les hablo del grupo chileno “Los Prisioneros” quizás reparen en el guitarrista original, el que tocaba en los tres primeros albums (“La voz de los 80”, “Pateando piedras” y “La cultura de la basura”). Aquí en Perú no se ha conocido su obra fuera de Los Prisioneros lamentablemente.

Le comenté a Emilio, un amigo músico como yo, y también me hizo la misma pregunta (“Quien es Claudio Narea?”). Vaya, en un músico es imperdonable. En fin.

La cita era de 9 a 12 en la discoteca Nébula. Yo había considerado prudente llegar cerca de las 10. Si llegaba después de las 12 tendría que pagar entrada. Traté en vano de comunicarme con mi amiga pero no me respondía el celular. Así perdí valiosos minutos. Cuando me pude comunicar eran cerca de las 11 y mi amiga muy cordialmente me dijo que ya no iba. ¿Y qué le costaba avisar antes? Bueno, intente ir con otra amiga, pero como la cogí desprevenida me dijo que se iba a alistar. La intente esperar pero ya me estaban dando las 12 y nada, así que me fui nomas.

Llegue a las 12 con 7 minutos. “¡Ya me fregué, ahora tendré que pagar!” Sin embargo solo me revisaron al ingresar. Nunca había ido a esta discoteca. Estaban tocando pura música electrónica y no había ni señas del evento al que había ido. En eso veo un pequeño tumulto. ¡Y ahí estaba el buen Claudio! Sentado, con varios fans rodeándolo. En ese momento fue como si retrocediese en el tiempo y me veía a mi mismo comprando los cassettes de Los Prisioneros. Pero como era tan tarde cortaron la firma de autógrafos y fotos, sin que yo llegase a fotografiarme con él.

No habia como remediar el haber llegado tarde, pero tampoco me iba a dar por vencido: iba a conseguir el autógrafo y la foto a como dé lugar.



Cuando ya le estaban sacando del sector donde estaba, logre pasarle la voz. Entonces le pedí por favor que firmara la portada de un disco con algo de temor porque no era un disco suyo. Tampoco era su libro, pues no había tenido oportunidad de comprarlo. Le extendí la portada de “Ni por la razón ni por la fuerza” de Los Prisioneros. Con toda amabilidad Claudio firmó la portada y pregunto mi nombre para colocarlo junto a la firma. “Ok, Carlos Arias”, dijo. Le estreché la mano. Ni bien salió del sector en donde estaba ubicado lo seguí. Le invitaban copas de vino. Para librarlo un poco del acecho de los pocos fanáticos que estuvimos lo metieron al bar. Pude tomarle varias fotos, pero yo no estaba en ellas. Aun no había completado la misión que me llevo a ir a ese lugar.



Cuando salió del bar lo rodearon algunas chicas. Traté entonces que me tomaran la foto. Pero un tipo lo “secuestró” prácticamente y lo llevo a hablar de temas políticos. No quise interrumpirlo pues Claudio se mostraba interesado en la conversa. Luego volvió a librarse de la multitud y se fue al mismo rincón inicial. Ahí lo rodearon algunas chicas más. Aprovecho para tomar más fotos. Hasta que finalmente, en un descuido, logre abordarlo nuevamente. Pedí el favor a un pelucón que la hiciera de fotógrafo, a lo que accedió no sin antes lanzar la exclamación “pucha, yo cobro 20 dólares por foto”. Ya le pagaré algún día. Ja ja ja. La misión se había cumplido finalmente. Solo permanecí en Nébula cerca de 1 hora. Pero no estaba completa la satisfacción. Aun quedaba la Feria del Libro, a donde iba a acudir al día siguiente para comprar el libro y a presenciar la presentación del mismo.


Era 28 de Julio, Fiestas Patrias en nuestro país. Ahora me encuentro en la Feria Internacional del Libro en el vértice del Museo de la Nación. Mi misión es clara esta vez: comprar el libro de Claudio Narea y asistir a la presentación y posterior concierto. Me hubiera gustado asistir con más tiempo como para ver más libros pero llegue bastante tarde, como a las 7 y media. Encontré fácilmente el stand de Editorial Norma y adquirí un ejemplar. Luego di un paseo por ahí y finalmente pude conseguir una silla en el auditorio Ricardo Palma para la presentación.



El entrevistador, Marco Sifuentes arranca la presentación con la ingeniosa frase “estamos aquí en 28 de Julio, entrevistando a un chileno”, con lo que causó que el auditorio soltara algunas risas. Luego Claudio comenzó a responder las preguntas que Marco le hacía sobre el libro, para luego pasar a las preguntas del público. A destacar les relato que alguien le preguntó que si ha prometido no hablar más de su ex compañero y amigo Jorge Gonzales, ¿por qué seguía hablando de él en el libro? Hasta una chilena entre el público reforzó esa pregunta. Y el mas desubicado fue un señor que le recordó la eterna rivalidad con los chilenos y que podría hacer el para mitigar eso.



Terminada la presentación, Claudio fue ubicado en una mesa y firmó los libros que le alcanzaron. Una vez más me crucé con él, firmó mi libro y me indico que ingresara a la ruta que figuraba en el libro: http://www.mividacomoprisionero.cl, porque iba a encontrar fotos y canciones inéditas. Le estreché la mano y me despedí.

Tengo que confesar que quedé gratamente sorprendido durante el concierto de Claudio, que se hizo luego de la presentación. Lo digo porque no se basó únicamente en Los Prisioneros, es más, solo unos 4 temas fueron de ellos. El resto fueron temas de sus dos discos: “Claudio Narea” y “El largo camino al éxito”. Son temas sumamente rockeros, con una voz que Narea nunca lució dentro de Los Prisioneros.



Hubo claro, algunos hechos anecdóticos durante la presentación. Justo antes de comenzar, el bajo no sonaba, a lo que un nervioso Claudio trato de dialogar con el público. Otra cosa que ocurrió es que el bajista rompió la primera cuerda durante el concierto. Cosas como esta me hicieron recordar que lo mismo me ha pasado a mi cuando he tocado en vivo.

Así, después de haber cumplido con todo lo propuesto, me fui a casa satisfecho. Con el libro, al que aun no he podido terminar de leer por los estudios pero que se ve muy interesante. Y feliz por haber conocido y saludado a uno de los músicos que había admirado desde Los Prisioneros. Tal vez sea poco objetivo por el hecho de ser yo un músico aficionado, pero el haber estrechado la mano de alguien que desde mi pre adolescencia me pareció inalcanzable es una gran cosa. Antes de Claudio, yo había estrechado manos con Luis Alberto Spinetta luego de su único concierto en Lima en 2005, por una feliz casualidad.











Muchas gracias, Claudio. Que sigan los éxitos. Sigue rockeando!

sábado, 11 de julio de 2009

¿Vamos al dentista? No duele! (Centro Odontológico Americano, 1ra semana de Julio 2009)

Cuando niños siempre ha existido el temor a ir al dentista. Sin embargo la cosa no es tan terrible. Yo de niño fui por primera vez a los 10 años y no me dolió así que rápidamente me sacudí del temor. Sin embargo, conforme pasaron los años mis experiencias en el tema odontológico se fueron volviendo más dolorosas.

Hace poco más de un año debí ser sometido a una operación en la encía superior izquierda. La razón: un viejo mal de la adolescencia que provocaba que temporalmente se me hinchase la encía para luego “desinflarse” literalmente. Lógicamente, debí pasar primero por la clásica profilaxis y el “parchado” de las caries. La operación fue muy fastidiosa (y la sacada de puntos fue peor) pero resultó un éxito.

Este año decidí que me iba a hacer un blanqueamiento para eliminar las marcas de mis años fumadores y de cafetero compulsivo. Así que pasé por la profilaxis nuevamente (la cual esta vez fue más exhaustiva y costosa pese al seguro) y una pequeña curación. Estaba listo para el blanqueamiento.

Al respecto se me presentaron 3 opciones, cada una más cara que la anterior. La primera consistía en usar un gel durante 8 noches en casa. La segunda, en el método de la luz halógena, y el tercero con rayos laser, de lejos la más cara.

Dado el presupuesto y a que no quería pasarme 8 tormentosas noches, opté por el tratamiento de luz halógena. Este tratamiento se daba en dos sesiones de 1 hora cada una. “Bueno, el blanqueamiento con luz suena bien y es rápido” me dije.

Así, acudí muy optimista al dentista. Cuando llegué al parecer no se había tomado en cuenta que la consulta debía durar una hora completa pues habían programado al doctor otra consulta media hora después. Entonces tuvieron que derivar a ese paciente con otro médico. Tras hacerme las revisiones previas y ver que mis dientes estaban en perfecto estado, comenzó el tratamiento.

Al iniciar, me colocaron unos lentes naranja. Luego me colocaron un plástico azul en la boca, quedando mis dientes expuestos. Luego me colocaron un aparato separado escasamente a mis dientes y que despedía una luz azul. “Ah, que tranquilidad, me podría dormir así” me decía a mí mismo. Que inocente.

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Al cabo de 20 minutos comencé a sentir algo raro. Como si un escalofrío me invadiese. Luego empecé a notar que mis dientes inferiores comenzaban a doler como si se me fuesen a caer. “Soy valiente” - me dije – “lo voy a soportar”. La valentía me duró 10 minutos

Cuando el doctor me preguntó si sentía alguna molestia yo no podía articular palabra alguna por los aparatos pero hice una seña indicando dolor. Me colocaron una pasta pero el dolor no cesaba. El tratamiento debió suspenderse. Se me había advertido que los dientes se quedan sensibles durante el tratamiento pero no pensé que el dolor era tan intenso. Se atribuyó eso a que hacía muy pocos días me había hecho la profilaxis periodontal y por eso mis dientes aun no se reponían del todo. Me han recetado que compre una pasta de dientes especial para la sensibilidad.

Los dientes se blanquearon un poco pero aun no es suficiente. Se me ha programado una nueva cita para la próxima semana y continuar con el tratamiento de luz halógena. Estoy pensando seriamente si debo continuar con esto. Como lo decía inicialmente yo no tenía problemas con ir al dentista, pero soy terriblemente alérgico al dolor. Y peor aún, si debo pagar para sentir dolor. Habrá que seguir el viejo adagio: “quien quiere celeste, que le cueste”. Hasta la siguiente historia absurda.